«Mastering de música electrónica», «mastering de techno» y «mastering de tech house» son términos asociados al ingeniero de mezcla y mastering Carlos Koschitzky.
El estudio Koschitzky Mastering –ubicado en Gijón– es la última parada para infinidad de producciones de sellos como Analogical Force, Semantica Records, Pole Group, Warm Up Recordings o Elrow Music.
El blog de Muwalk acoge una nueva entrevista para dar a conocer el mastering de audio de la mano del reconocido ingeniero Carlos Koschitzky; más de 25 años en la industria y créditos que incluyen nombres como Óscar Mulero, Paul Ritch, Brainwaltzera o Cleric, avalan su experiencia.
Qué es el mastering
AH: hola Carlos, cómo podrías definir, de manera sencilla para alguien que no posea grandes conocimientos técnicos de producción musical, en qué consiste el mastering de audio.
Carlos Koschitzky: el mastering de audio consiste en realzar y mejorar, en la medida de lo posible, el sonido de una mezcla de audio.
El mastering no hace milagros. La típica frase de «bueno, en mastering ya se mejorará la mezcla» no es cierta. Si la mezcla es mala el mastering no podrá cambiarla.
El mastering de audio también sirve para dar coherencia sonora a un disco, digamos que actúa como un control de calidad, y para situar el audio en los niveles estándares que demanda la industria.
AH: como norma general, ¿cuáles son los pasos para masterizar una canción?
Carlos Koschitzky: trabajas en una serie de fases que hay que llevar un poco a rajatabla porque son las que te permiten hacer tu trabajo y llegar a un buen resultado.
Primero, preparar la sesión de la mezcla para mastering: nada de compresión en el máster, quitar las ecualizaciones, ajustar a un nivel óptimo de LUFS (Loudness Units relative to Full Scale), normalmente a unos -23 LUFS… En esta primera fase el objetivo es limpiar y reparar la canción.
Cuando te llega una mezcla también tienes que ver si está en tu mano mejorar determinadas cosas o si es mejor decirle al productor o al músico que repare o mejore algún aspecto de la mezcla.
Si el bajo está muy bajo, si los hi-hats están muy altos… este tipo de cosas que siempre es mejor solucionarlas en la mezcla.
A veces, por ejemplo, tienes que hacer una ecualización sustractiva si tienes resonancias en 50 Hz –que es algo muy normal en música electrónica porque ahí la mezcla suele tener mucha energía–, atenuar un poquito para que después no se te disparen los compresores.
Después, el segundo paso sería aplicar un poco de compresión para que todo el sonido quede más compacto, sin llegar a exagerar la compresión para no tener pérdida de planos.
En la tercera fase evitamos el clipping. Como al comprimir inevitablemente machacas un poco la onda, simplemente bajamos un poco los clips, hacemos un pequeño soft–clip para que el sonido resulte más agradable. Y luego limitas el sonido para obtener más volumen.
Por último, mencionar que es importante tener una referencia, comparar lo que estás haciendo con lo que hay en el mercado y comprobar que estás más o menos en el mismo nivel. A veces, sin un punto de referencia es muy fácil perderse en el audio.
Digamos que esto sería «un resumen muy resumido» de los procesos en mastering (risas).
AH: hasta aquí hablamos de lo que sería el mastering de una única canción. ¿Cómo trabajas el mastering cuando se trata de un EP o de un álbum?
Carlos Koschitzky: en mi caso, lo que hago es tener un punto de referencia respecto a ese álbum.
Si tenemos una canción con un estilo parecido a alguien que ya ha publicado, que sabes que suena y funciona bien tanto en clubs como en headphones o en cualquier otro lado, te lo coges como punto de referencia.
A partir de ahí trabajas la primera canción y las siguientes canciones las trabajas en referencia a la primera que has hecho. De este modo se mantiene una coherencia sonora y coherencia de volúmenes en todo el álbum.
Porque cada tema viene con unos niveles diferentes. Dos mezclas nunca salen exactamente igual; siempre tienes un poco más de agudos, un poco más de cuerpo, un poco más de medios… y tienes que hacer ese tipo de correcciones constantemente.
Incluso en un EP con el mismo artista, con el mismo productor, con las mismas máquinas… es imposible que dos temas se mezclen igual y ese trabajo de coherencia sonora recae en el mastering.
Mastering digital y mastering analógico
AH: ¿cuáles son las principales diferencias entre el mastering digital y el mastering para soportes analógicos?
Carlos Koschitzky: para mastering digital suelo dar bastante volumen, dejo bastante abierto el estéreo dentro de lo razonable. Como sabes trabajo mucho en electrónica, techno y demás, y los artistas siempre quieren el sonido con su «máximo poder».
Cuando haces un mastering para vinilo las grandes diferencias son tres o cuatro.
Por ejemplo, la imagen estéreo no puede estar muy abierta, si la abres como en digital vas a tener problemas de fase; todas las frecuencias desde 150 Hz hacia abajo deben estar en mono, esto es muy recomendable porque la aguja te puede llegar a saltar cuando lee el acetato, etc.
Y luego para cassette si que me lo piden bastante especificado; que la salida del output sea -1dB, que esté atenuado entre 250–300 Hz, que esté atenuado también en 1000 Hz y que los LUFS o el RMS (Root Main Square) sean muy bajitos, prácticamente el mismo volumen que tienes en mezcla, solo un poco más.
AH: ¿existe algún aspecto a tener en cuenta a la hora de masterizar para las diferentes plataformas digitales de música? ¿Varían las especificaciones de audio que demandan Spotify, iTunes, Youtube y demás servicios de música?
Carlos Koschitzky: se ha intentado conseguir un estándar y se sigue en esa lucha. Lo que sí es cierto es que te piden una serie de especificaciones con el tema de los LUFS.
Cuando masterizo un tema de música techno para digital mis mastering suelen llegar hasta -9 LUFS, aproximadamente.
La realidad es que para Apple Music y iTunes te piden -16 LUFS, para Youtube te piden -13 LUFS, para Spotify te piden -14 LUFS… puedes ver el rango de diferencia que hay.
Cada plataforma te pide unas especificaciones, ¿qué pasa si no las cumples? Realmente no pasa nada pero tienes una penalización, lo que hacen es bajarte el volumen.
En alguna ocasión he hecho mastering sin saber que lo iban a publicar en Spotify, luego lo he escuchado y la diferencia sinceramente no es tanta. Simplemente el volumen está más bajo para tener una igualdad en el volumen de todas las canciones que escuchas.
Un buen mastering comienza en la producción y en la mezcla
AH: ¿cuáles son las incidencias más frecuentes que identificas en las mezclas que recibes para masterizar?
Carlos Koschitzky: generalmente, el principal problema que veo es la suciedad que se genera en la zona de graves y subgraves.
Entre 40 y 200 Hz, como todos los productores quieren tener mucha energía y que su tema «suene muy gordo», tienden a exagerar la energía en la zona de graves y lo único que crean es suciedad.
A lo mejor utilizan tres bajos, cuatro bombos… y claro, dices: «de aquí no puede salir un sonido bonito, es imposible».
En el techno, que es mi mayor especialidad, este es el principal problema que encuentro y entonces tienes que atenuar en graves o pedir que rectifiquen la mezcla.
Y luego es bastante frecuente en el tech house que se vayan al lado opuesto, toda la zona de agudos la tienen hiper–alta. Desde 7000 Hz hacia arriba ya se empiezan a pasar de agudos, algo que es un error más grave porque es muy molesto y en algunos caso es dañino para el oído.
AH: desde el punto de vista del mastering ¿qué recomendaciones puedes ofrecer a los productores de techno y tech house para su trabajo durante las fases de producción y mezcla?
De tu respuesta anterior ya se deriva: menos bombo y bajo, claridad en graves, moderación en la potencia de agudos…
Carlos Koschitzky: yo les diría que una buena elección de sonidos te soluciona todo.
Si tú haces un buen arreglo desde el principio, si tienes en cuenta y eliges un buen bombo y un buen bajo desde el principio te va a condicionar mucho y positivamente la mezcla y, por tanto, te va a condicionar mucho el mastering.
Mi recomendación para los productores de música electrónica y para los jóvenes que están empezando es que dediquen el tiempo necesario hasta encontrar un buen sonido, adecuado para su estilo de música.
Otra recomendación sería que no hagan tanto caso a los tutoriales de Youtube (risas).
Quizá es mejor que estudien más y aprendan de gente profesional, que asistan a cursos de gente profesional de la música electrónica. La formación es muy importante, es la base de todo.
AH: ¿alguna otra recomendación?
Carlos Koschitzky: sobre todo no pedir opinión a los amigos (risas). Un amigo siempre te va a decir: «qué bien, cómo mola», y a ti te interesa tener una opinión objetiva. Un amigo, si es tu amigo, no va a tener una opinión objetiva. Quizá suena algo duro pero es así; al menos esa es mi experiencia.
Y si vas a enviar un tema a un sello debes escuchar primero qué línea lleva ese sello.
A mí se me ha dado el caso de pedirme: «oye, ¿puedes enviar este tema a tal sello?». Y después de escuchar el tema, tener que decir: «no, es que tu tema no es para ese sello, tu tema podría encajar en otro sello que no tiene nada que ver».
Interpretar el mastering que quiere el cliente
AH: ¿qué es lo más difícil del trabajo de mastering?
Carlos Koschitzky: lo más difícil del mastering es tratar con el cliente y saber entender qué es lo que quiere.
En muchas ocasiones los clientes no saben lo que quieren y tú tienes que interpretar, por la música que producen, qué es lo que realmente quieren. Esto es lo más difícil de un mastering.
Evidentemente hay mucha gente que sabe perfectamente el resultado que quiere conseguir.
Pero hay bastantes casos en los que no, van tanteando porque no saben lo que quieren y termina siendo un poco desesperante, tienes que respirar y le pides una referencia: «envíame una referencia del sonido que te gustaría»; y te envía un tema con un sonido que no tiene nada que ver con el suyo (risas).
Sobre todo aparecen dificultades cuando no tienes trato directo con el artista porque en el medio hay un sello. Entonces hablas con el A&R del sello y ese intermediario complica la comunicación.
AH: siguiendo con las relaciones con clientes, ¿cuáles son las peticiones más habituales que recibes sobre el mastering?
Carlos Koschitzky: «lo quiero más alto, lo quiero más alto, lo quiero más alto…», esto sigue pasando en el techno, esta loudness war continúa.
Y algo de lo que no se han dado cuenta muchos productores, el 90% de los productores, es que dependiendo de cómo hayas producido tu tema va a dar la sensación de que tiene más o menos volumen.
Un ejemplo. Si tu tema tiene bombo, bajo y una percusión; y el de tu colega tiene bombo, bajo, una percusión, unos sintes y una tesitura alta, la sensación de volumen la va a tener tu colega.
Entonces cuando un cliente te dice: «no, es que quiero sonar como él»; no tienes más remedio que soltar la típica respuesta de: «entonces, produce música como él».